La palabra clave, que refleja la situación actual del agua y sus perspectivas futuras a nivel global, es la escasez.
Esta escasez es consecuencia de que el crecimiento de la economía mundial se haya multiplicado por siete en los últimos cincuenta años del siglo XX, condicionando de forma decisiva la vida de muchas personas en el siglo XXI. La aparición simultánea de un déficit de agua que aumenta con rapidez en tantos países exige un enfoque totalmente nuevo de la política hidrológica, un enfoque que no se centre en el incremento del suministro sino en la gestión de la demanda. La gestión de la escasez del agua va a afectar lo que se come, cómo se eliminan los residuos e incluso el lugar que se habita.
La explosión demográfica de las últimas décadas y las perspectivas de crecimiento de la población a corto plazo han creado una presión sobre los recursos hídricos sin precedentes en la historia de la humanidad. Tradicionalmente, se han considerado los sectores urbano, industrial y agrícola como los principales usuarios del agua. Sin embargo, en los últimos tiempos, ha emergido con fuerza otro sector que demanda parte de los recursos; se trata del sector ambiental, que ha dejado de ser residual para pasar a tener una alta prioridad. Dicha prioridad está justificada, pues la demanda ambiental no debe entenderse sólo con el objeto de preservar el entorno ya que, incluso desde un punto de vista utilitario, el ambiente juega un papel esencial en la renovación y depuración de los recursos hídricos. Para cumplir este papel, el ambiente requiere parte del recurso como cualquier otro sector.
La creciente crisis mundial del agua amenaza la seguridad, la estabilidad y la sustentabilidad del ambiente. Esto se debe a que los problemas de este elemento esencial se relacionan con la ineficiencia, especialmente por las decisiones en materia política y tecnología. En los procesos de desarrollo de los sistemas de abastecimiento de agua, se consideró durante muchos años que la tecnología era la solución principal a los problemas, y por consiguiente era necesario transferirla de manera masiva, de los países industrializados hacia los países en desarrollo. Estas tecnologías implantadas, sin tener en cuenta las condiciones locales, fracasaron y tuvieron consecuencias funestas para la población y el ambiente. No funcionaron porque, al parecer, olvidaron que el fin último de la tecnología era que la gente la usara, que funcionara a través del tiempo y que el uso dado por las comunidades, estaba determinado por su contexto sociocultural, económico y ambiental.
Hay que recuperar el valor primitivo del agua, su valor social y personal. El agua, como antaño, sigue siendo un tesoro. Un tesoro dinámico que se acrecienta con una filosofía del uso en la que participa toda la sociedad. Una filosofía del uso que se fundamenta en dos pilares: el ahorro y la progresiva disminución de la contaminación. En fin, una sociedad que se implica también gestionando adecuadamente el recurso para repartirlo con parámetros de solidaridad.
Es necesario un debate social que estimule una nueva gestión de grupo basada en una información veraz, en un diálogo continuado; que despoje al agua de unas presiones demasiado mercantilistas que impidan comprender su relevancia social. Una gestión que contemple una alternativa olvidada como es el multiuso, uso selectivo del agua, antes que su utilización indiscriminada. Una gestión que sepa que reducir el desperdicio del presente es una de las más valiosas opciones de futuro.
Parte un articulo de escrito por Cristian Frers, Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social, publicado en www.ecoportal.net y que nos invita a reflexionar al respecto.
Esta escasez es consecuencia de que el crecimiento de la economía mundial se haya multiplicado por siete en los últimos cincuenta años del siglo XX, condicionando de forma decisiva la vida de muchas personas en el siglo XXI. La aparición simultánea de un déficit de agua que aumenta con rapidez en tantos países exige un enfoque totalmente nuevo de la política hidrológica, un enfoque que no se centre en el incremento del suministro sino en la gestión de la demanda. La gestión de la escasez del agua va a afectar lo que se come, cómo se eliminan los residuos e incluso el lugar que se habita.
La explosión demográfica de las últimas décadas y las perspectivas de crecimiento de la población a corto plazo han creado una presión sobre los recursos hídricos sin precedentes en la historia de la humanidad. Tradicionalmente, se han considerado los sectores urbano, industrial y agrícola como los principales usuarios del agua. Sin embargo, en los últimos tiempos, ha emergido con fuerza otro sector que demanda parte de los recursos; se trata del sector ambiental, que ha dejado de ser residual para pasar a tener una alta prioridad. Dicha prioridad está justificada, pues la demanda ambiental no debe entenderse sólo con el objeto de preservar el entorno ya que, incluso desde un punto de vista utilitario, el ambiente juega un papel esencial en la renovación y depuración de los recursos hídricos. Para cumplir este papel, el ambiente requiere parte del recurso como cualquier otro sector.
La creciente crisis mundial del agua amenaza la seguridad, la estabilidad y la sustentabilidad del ambiente. Esto se debe a que los problemas de este elemento esencial se relacionan con la ineficiencia, especialmente por las decisiones en materia política y tecnología. En los procesos de desarrollo de los sistemas de abastecimiento de agua, se consideró durante muchos años que la tecnología era la solución principal a los problemas, y por consiguiente era necesario transferirla de manera masiva, de los países industrializados hacia los países en desarrollo. Estas tecnologías implantadas, sin tener en cuenta las condiciones locales, fracasaron y tuvieron consecuencias funestas para la población y el ambiente. No funcionaron porque, al parecer, olvidaron que el fin último de la tecnología era que la gente la usara, que funcionara a través del tiempo y que el uso dado por las comunidades, estaba determinado por su contexto sociocultural, económico y ambiental.
Hay que recuperar el valor primitivo del agua, su valor social y personal. El agua, como antaño, sigue siendo un tesoro. Un tesoro dinámico que se acrecienta con una filosofía del uso en la que participa toda la sociedad. Una filosofía del uso que se fundamenta en dos pilares: el ahorro y la progresiva disminución de la contaminación. En fin, una sociedad que se implica también gestionando adecuadamente el recurso para repartirlo con parámetros de solidaridad.
Es necesario un debate social que estimule una nueva gestión de grupo basada en una información veraz, en un diálogo continuado; que despoje al agua de unas presiones demasiado mercantilistas que impidan comprender su relevancia social. Una gestión que contemple una alternativa olvidada como es el multiuso, uso selectivo del agua, antes que su utilización indiscriminada. Una gestión que sepa que reducir el desperdicio del presente es una de las más valiosas opciones de futuro.
Parte un articulo de escrito por Cristian Frers, Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social, publicado en www.ecoportal.net y que nos invita a reflexionar al respecto.
3 comentarios:
Debemos usar muy bien los recursos hidricos, sobretodo ahora que debido al calentamiento global se va a perder una inmensa cantidad de agua de precipitaciones.
Debemos intentar mejorar, ya que ahora estamos botando el agua sin exagerar, y hay muchas cifras y sistemas para mejorar esto.
Existe la tecnología para desalinizar agua de mar, el problema es que se exije mucha energía eléctrica en el proceso.
Traer agua desde el subsuelo requiere de bombas operadas con combustibles fósiles o con electricidad, otra vez se utiliza la misma energía que causa el calentamiento global.
Nos van quedando los hielos de los polos unicamente y alguno que otro glaciar que aún sobrevive a duras penas en remotos lugares donde la mano del hombre todavía no los han tocado para extraer oro o cobre, por ejemplo. Sé que es tarde para la gente que vive en el valle del Elqui y que se verá afectada por Pascualama, la cual explotará un glaciar milenario para sacar oro de las entrañas de la tierra, como consecuencia el agua del río Elqui se contaminará irremediablemente, dañándose para siempre las viñas que producen Vinos chilenos de fama mundial y varias marcas de Pisco.
Basta una sola gota de aceite para contaminar 1.000 litros de agua, así de grave es esto.
Bye.
Es un tema verdaderamente preocupante/Y ls Gobiernos aùn siguen sin pronunciar palbras alguna/Serà qe qieren hacer qe no importa...Anda saber tù/Hoy en dìa pensar còmo polìtico/Es un verdadero desastre...
Por lo menos acà en la Regiòn/La pelea està con la compra de los derechos de aguas/Tù puedes comparar el agua de todos los campos/Siempre y cuàndo la hays solicitado cn anticipaciòn y no hayn màs interezado/Sì no lo hay es tuya/Y puedes venderla al resto de los campecinos...
Màs allà/Qè tù campo tenga agua propia/Eso es una joya/Sube muxo su vlor...
Creo qe en mi caso particular/El campo de ni abuela/Es aùn virgen/no se ha explotado/Y aùn se pueden encontrar àrboles milenarios/Y rìos cn agua pura/Gracias a la abundante vegetaciòn qe existe...
Ojalà/se pueda mantenr/còmo se ha hecho hasta ahora...
Saludos por siempre!!!
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