El cambio climático  se define como la “Alteración del clima, a escala mundial o regional,  con respecto al historial climático”. Una parte de esta alteración  se debe a fenómenos naturales: efecto invernadero natural, variabilidad  solar, pero en gran medida somos nosotros quienes agudizamos este problema.  La tala indiscriminada de bosques y la generación de CO2 (dióxido  de carbono) y CH4 (metano), sin duda  aumentan y potencian el daño  provocado a nuestro medio ambiente.
El metano contribuye  21 veces más que el CO2 en el efecto invernadero, por tal motivo es  importante identificar cuáles son las fuentes generadoras de metano. 
Los rellenos  sanitarios son una de ellas. La basura que generamos en nuestros hogares  llega luego al relleno sanitario municipal, donde finalmente la fracción  orgánica se descompone produciendo biogás. El biogás contiene un  60% de dióxido de carbono (CO2) y un 40% de metano (CH4); este metano  es liberado a la atmósfera contribuyendo al cambio climático y sus  efectos asociados: reducción de extensión y espesor de la capa de  hielo en los glaciares del ártico, incremento en el nivel del mar,  calentamiento de los océanos y cambio de los patrones de lluvia y viento. 
Según el Informe  de Sustentabilidad Ambiental de Chile (Banco Mundial, 2006), durante  los últimos 10 años, la producción per cápita de residuos ha aumentado  en un 30%: es decir, si en 1997 cada persona generaba entre 600 a 800  gramos diarios de residuos, hoy genera 900 a 1200 gramos diarios. 
Por cada tonelada  de residuos orgánicos se genera aproximadamente 100 m3 de biogás y  al recuperar el biogás de los rellenos estamos evitando la emisión  aproximada de 100 kg de gases invernadero. Por otra parte 1 m3 de biogás  reemplaza a 0.6 litros de aceite combustible o 1 litro de gasolina,  de modo que el aprovechamiento energético de 1 tonelada de residuos  orgánicos, ayuda a ahorrar 60 litros de aceite combustible o 100 litros  de gasolina.
Pero dejemos  de lado los números y comencemos a contribuir a la descontaminación.  Por ejemplo, el simple y sencillo acto de separar los residuos orgánicos  (cáscaras de frutas y verduras, restos de podas de jardines o huertas)  permite su utilización como abono para la tierra a través de un proceso  de compostaje.
En el tratamiento  de residuos, la ciudadanía tiene importantes colaboradores: los recicladores.  Con su labor de recolección, ellos reducen la cantidad de residuos  que llegan a los rellenos sanitarios. Junto con esta importante contribución  ambiental, generan ingresos económicos, estabilizando el empleo y las  oportunidades de miles de familias que viven del reciclaje. En éste  como en otros casos, las soluciones a problemas globales, están al  alcance de nuestras manos.
  
   Marcela Miranda
  Ingeniera Mecánica  / Asesora técnica
 
 
 
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