CONTRIBUCIÓN DEL TRANSPORTE AL CAMBIO CLIMÁTICO



No es una revelación sorprendente que el auge de los medios de transporte desde los tiempos de la revolución industrial haya afectado negativamente a la salud del planeta en términos de su calentamiento global. Sin embargo, la contribución del transporte al cambio climático no había sido cuantificada con exactitud hasta el momento, hasta que un equipo de científicos del Centro de Investigación Climática y Medioambiental de la Universidad de Oslo en Noruega, ha publicado un exhaustivo estudio en el último número de la revista «PNAS», de la Academia Americana de Ciencias.



Un detallado examen cuantifica la incidencia del sector del transporte al calentamiento del planeta. En concreto, desde la era preindustrial hasta nuestros días, el transporte ha contribuido a liberar entre un 15 y un 30% de todo el CO2 y el O3 generado por el hombre.



Datos que Kioto no recoge



Estos dos gases, el anhídrido de carbono y el ozono troposférico, han sido por este orden los principales y más dañinos contribuyentes de los vehículos al efecto invernadero.



El dióxido de carbono procede de la combustión de hidrocarburos, mientras que el ozono troposférico es lo que se conoce como un «contaminante secundario», liberado a la atmósfera a partir de las reacciones que se dan con los óxidos de nitrógeno. La importancia de los resultados está en que el Protocolo de Kioto no cubre este tipo de contaminación, así como la que se produce por la acción de otros gases como el CO o los óxidos de nitrógeno, no contemplados en en Kioto.



En cuanto a sectores, el estudio señala al transporte por carretera como el mayor contribuyente al calentamiento desde finales del XIX, seguido de la aviación. Otros medios, como el tren, han reducido su influencia durante los últimos años. Por último, los investigadores han hallado también que el transporte marítimo contribuye a «enfriar» a medio plazo el planeta por su emisión de gases que reflejan la radiación solar, como el SO4 o el CO.



Noticia extraida de www.abc.es.





Al parecer el tranporte había logrado esquivar las observaciones mas específicas, curioso siendo de conocimiento básico que es el principal consumidor de combustibles. Veremos que sucede al haber un estudio detrás, aunque la solución sería inviable en estos momentos, dejar de moverse. ¿Es una utopía el pensar en dejar de contaminar con nuestros vehículos?.

3 comentarios:

tostos dijo...

Al parecer el transporte no es tan responsable del calentamiento global como creía. Por el momento, se estan desarrollando tecnologías muy eficientes, tal vez un poco caras, pero que podrían siminuir esto drasticamente el consumo, creo que un auto transforma en energía util solo el 0,03% o una cifra infima muy similar, por lo que el desafio esta en hacer esto más eficiente.

LiRio dijo...

En la industria automotriz ha habido un real avance por minimizar el impacto de la producción de Co2 y So4, con respecto a que estos datos no se recogen en Kyoto, supongo que te refieres al protocolo, si bien no se nombra específicamente, se establecen claramente metas de reducción de contaminantes.

pero, claro esta, siempre los esfuerzos deben ir en aumento y la preocupación nunca decaer.

Alex Valpo dijo...

Puede parecer utópico que se reduzca a 0 la contaminación de los vehículos, pero cada año la norma de emisiones Europea es más estricta y por ello los autos de hoy son mucho más eficientes en términos de consumo y economía que sus antecesores.
Además hoy existen vehículos que utilizan combustibles alternativos como el etanol, el petróleo vegetal obtenido del aceite usado para cocinar en los Mc Donald´s, por ejemplo. Honda tiene un auto híbrido mezcla de motor eléctrico y gasolinero que consume muy poco combustible. Estos se pueden arrendar en Hertz.com

Llegaremos a un punto en que no será necesario el combustible para hacer funcionar nuestro mundo, bastará con la energía solar, con el viento y la propia energía interna del planeta (geotérmica).
Debemos ir en esa dirección sin tomar atajos fáciles como lo es la peligrosa energía atómica que aún es muy insegura.
Quizás pueda sernos útil algún día, pero considerando la gran sismicidad del territorio chileno es una muy lejana posibilidad. En Argentina y Brasil ya hay plantas nucleares que generan electricidad, pero están bien apartadas de zonas propensas a terremotos y desastres naturales, que en nuestro caso son muy frecuentes.

Yo pienso que la energía atómica es práctica para las economías del 1º mundo, y un gran riesgo de accidentes para naciones subdesarrolladas sin experiencia en el manejo de emergencias radiactivas, tal como ocurrió con el desastre de Chernobyl.
Bye.

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